Kirguistán es el mejor destino para los turistas activos que buscan algo fuera de lo común. Muy pocos turistas se han aventurado aún por las impresionantes cadenas montañosas, las vastas estepas y los paisajes únicos de Kirguistán. Así que en un viaje a Kirguistán te esperan una naturaleza por descubrir y un país lleno de tradiciones y cultura. Pero, ¿cómo se convirtió Kirguistán en el país que es hoy? En este artículo queremos adentrarte en el pasado de Kirguistán.
La historia temprana de Kirguistán
La historia de los kirguises se remonta al menos al siglo I a.C. Es probable que los primeros kirguises vivieran en el valle superior del río Yenisei, en Siberia central, y que la cultura tashtyk, mezcla de pueblos asiáticos y europeos, fuera su hogar.
Las fuentes chinas y musulmanas de los siglos VII al XII d.C. describen a los kirguises como pelirrojos de tez clara y ojos verdes o azules. Se les consideraba habitantes de los bosques "septentrionales" que utilizaban esquís y practicaban el chamanismo.
A mediados del siglo IX, los kirguises, que sin duda ya hablaban turco, derrocaron al imperio uigur en Mongolia, pero no se asentaron allí; siguieron siendo esencialmente un pueblo de los bosques.
Kirguistán en la Edad Media
En 1207, los kirguises pasaron pacíficamente a formar parte del emergente Imperio Mongol.
Los kirguises se sometieron al hijo de Gengis Kan, Jöchi. De este modo, no sólo escaparon a la destrucción, sino que permanecieron fuera del alcance inmediato del Islam. A finales del siglo XVI, el chamanismo seguía floreciendo entre ellos.
El lago más grande de Kirguistán, el lago Issyk-Kul, fue una escala en la Ruta de la Seda. Las tribus kirguizas fueron conquistadas por los mongoles en el siglo XVII, por la dinastía Qing de Manchuria a mediados del siglo XVIII y por los chinos a principios del XIX.
La región de Kirguistán, cedida a Rusia por la dinastía Qing, comprendía lo que hoy es Kirguistán oriental.
Dominación soviética
Entre 1835 y 1858, dos tribus kirguizas del Tien Shan, los sarybagysh y los bugu, libraron una guerra fratricida en la que ambos bandos buscaron y recibieron alternativamente ayuda kandyana o rusa. En 1855, los bugu se sometieron voluntariamente a los rusos, quienes, a petición suya, construyeron la fortaleza de Aksu en 1863.
En la segunda mitad del siglo XX, el progreso económico y la modernización general no consiguieron, por desgracia, eliminar las tensiones entre rusos y kirguises.
Entre las repúblicas de Asia Central de la antigua Unión Soviética, Kirguistán fue quizá la que más luchó por alcanzar la plena independencia. Tras más de 1.000 años de desunión, apatridia y subyugación extranjera, Kirguistán se convirtió en uno de los países independientes del mundo el 31 de agosto de 1991.
Historia moderna
En 1991, Akayev se presentó sin oposición a unas elecciones en las que participó el 95 % de la población.
Bajo la presidencia de Askar Akayev, Kirguistán desarrolló todas las instituciones de una democracia moderna, incluida una prensa abierta, un poder judicial independiente y un parlamento elegido libremente. Sin embargo, el nuevo país se enfrentaba a muchos retos.
Kirguistán experimentó un acusado declive económico a partir de mediados de la década de 1990, debido en parte a la falta de materias primas y a la emigración de muchos trabajadores cualificados rusos y alemanes.
Además, se acusó al gobierno de Akáyev de corrupción generalizada y al presidente de abuso de poder.
La prensa, aunque aparentemente libre, fue intimidada oficialmente y a partir de 1995 quedó sometida a una serie de normas estatales.
Finalmente, en 1995 se celebraron las primeras elecciones parlamentarias democráticas, en las que tanto el jefe del gobierno como el presidente fueron confirmados en sus cargos. En 1998, Kirguistán se convirtió en la primera de las antiguas repúblicas soviéticas en adherirse a la OMC.
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