Islandia es el país perfecto para escapar de las multitudes, desconectar y sumergirte en una naturaleza completamente virgen. Contempla la aurora boreal, contempla hermosas puestas de sol en los fiordos, pasea por playas de ceniza volcánica negra o maravíllate ante impresionantes cascadas. Todo esto es posible en un viaje por Islandia. Pero, ¿qué se esconde realmente tras la isla de hielo y fuego? Te llevamos de viaje al pasado del país nórdico.
Historia temprana
No hay un solo país en nuestro planeta que haya permanecido sin colonizar hasta los primeros tiempos históricos, a pesar de su idoneidad para la vida humana. La historia de Islandia no comienza hasta el año 874 d.C., cuando los vikingos empezaron a colonizar el país, llegando desde Noruega a través de Irlanda y Escocia.
El primer colono que se estableció en Islandia durante un periodo de tiempo más largo fue Ingólfur Arnarson. Él y su esposa se asentaron primero en el sureste del país y más tarde en Reikiavik, la capital actual.
Al principio de su época, el país atlántico formaba prácticamente parte de una "cultura vikinga" que se extendía desde toda Escandinavia hasta el oeste de Canadá. Originalmente, por tanto, existía una cultura inmigrante pura, a partir de la cual, sin embargo, se desarrolló rápidamente un pueblo independiente con características individuales y cultura propia.
La edad de oro y el fin de la independencia
En 930 se fundó el parlamento islandés "Althings", que sigue existiendo en la actualidad y es, por tanto, el parlamento más antiguo que existe en el mundo.
Hasta el siglo XIII prevaleció un sistema independiente, sin autoridad ejecutiva central. El país estaba gobernado por los llamados jefes territoriales, que se reunían en verano para promulgar leyes. A menudo se hace referencia a este periodo como la Edad de Oro de Islandia.
Durante esta época, se adoptó el cristianismo y, por tanto, la fe católica, convirtiendo los monasterios y obispados en el centro de la literatura y el aprendizaje. Finalmente, en 1550, tras la Reforma, la fe luterana se convirtió en la religión del estado.
Sin embargo, tras años de conflictos entre las familias dirigentes de Islandia, el rey noruego aprovechó estas desavenencias y acabó sometiendo el país a la corona noruega. Así terminó la era de las monarquías en el país nórdico y comenzó el largo periodo de dominio extranjero. En 1397, al dominio noruego siguió la sumisión a la corona danesa.
Recuperar la independencia
Tras un largo periodo bajo el poder de otros países, Islandia consiguió recuperar gradualmente su independencia en el siglo XIX. Aún formando parte del estado danés, Islandia recibió su propia constitución en 1874 y el autogobierno en 1904. En 1918, se fundó finalmente el Estado nacional islandés, pero todavía en unión personal con el rey danés. En 1944, la proclamación de la república como democracia parlamentaria fue el paso definitivo hacia la independencia. Desde ese año, el jefe del Estado es elegido democráticamente por el pueblo islandés.
Islandia hoy
Tras la Segunda Guerra Mundial, Islandia pasó a ser miembro de la ONU, de la OCDE, miembro fundador de la OTAN y concluyó un acuerdo de defensa con EEUU en 1951. En 1964, también pasó a formar parte del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, que más tarde se incorporó a la OMC.
En 1970, el Estado insular se adhirió al Espacio Europeo de Libre Comercio, en 1994 pasó a formar parte del Espacio Económico Europeo y en 2001 se adhirió al Acuerdo de Schengen.
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