Este diario de viaje te lleva a una aventura inolvidable con paisajes variados. Pintorescas cadenas montañosas enmarcan numerosas lagunas, paisajes desérticos, formaciones rocosas únicas y una flora y fauna que te dejarán sin aliento a más de 3.500 metros de altitud. La excursión guiada se realiza en un vehículo todoterreno con capacidad para siete personas. Sin mapa ni carreteras asfaltadas, el conductor te guiará infaliblemente a todos los destinos que merece la pena ver.
Día 1: Cementerio ferroviario, Salar de Uyuni e Isla Incahuasi
El viaje comienza en las afueras de Uyuni con una visita a un cementerio ferroviario. Además de trenes oxidados, también se pueden encontrar allí esculturas de metal como un robot o un unicornio. Un compartimento del tren ha sido pintado con símbolos tradicionales bolivianos, incluido el dios creador Wiraqucha.
Tras un corto trayecto en coche, llegas al Salar de Uyuni y te rodea un paisaje de sal hasta donde alcanza la vista. Con más de 10.000 kilómetros cuadrados, el Salar de Uyuni es el mayor desierto de sal del mundo y se encuentra a 3.653 metros de altitud. El suelo está formado por una costra de sal de hasta 30 metros de espesor. En la estación de las lluvias, el paisaje se transforma en un lago poco profundo, convirtiéndolo en un gigantesco espejo.
Tras unas dos horas de viaje, llegas a Isla Incahuasi, que significa "casa del Inca" en quechua. Se trata de una elevación del Salar de Uyuni en la que crecen cactus de varios metros de altura, algunos de ellos de más de 1.200 años de antigüedad. Un paseo circular te ofrece una vista panorámica perfecta del Salar de Uyuni y de las montañas y volcanes distantes.
La primera noche la pasas en un hotel de sal, lo que significa que las paredes están hechas de bloques de sal. Como estos hoteles están alejados de la civilización, no estás expuesto a la contaminación lumínica. Durante la fría noche, puedes admirar un cielo incomparable lleno de estrellas brillantes, de modo que las constelaciones habitualmente visibles dejan de serlo.
Día 2: Desierto de arena, árbol petrificado y lagunas
El día siguiente nos lleva fuera del árido desierto de sal, a un paisaje estepario con varias lagunas. Debido al alto contenido mineral, los flamencos se asientan aquí. De vez en cuando verás deambular un pequeño rebaño de alpacas y llamas. A lo largo del viaje, te asombrará el impresionante paisaje montañoso, que brilla de color púrpura en la distancia.
Al continuar tu viaje, pasas junto a volcanes humeantes, atraviesas una región cada vez más árida, hasta que finalmente llegas a un desierto de arena. Todavía rodeado de magníficas montañas, te topas con una enorme roca donde viven vizcachas.
En medio del desierto se encuentra el "Árbol de piedra". La roca, de unos siete metros de altura, debe su forma especial al viento y a la arena. A lo largo de los siglos, se ha ido moldeando de forma natural hasta convertirse en una escultura arbórea.
Otro espectáculo natural con un panorama único es la "Laguna Colorada". La laguna debe su nombre a su color rojo, que se debe a un tipo de algas que se encuentran en ella y a su alto contenido en minerales. Aquí también puedes ver cientos de flamencos vadeando el agua.
Día 3: Géiseres, pastos verdes, laguna negra y formaciones rocosas
Al tercer día de viaje, llegas a los géiseres. El olor a azufre está en el aire y el vapor caliente burbujea fuera de los cráteres. Cerca se han construido baños termales donde puedes calentarte con las frías temperaturas.
Tras un corto trayecto en coche por un paisaje pedregoso y unas vistas fantásticas, vuelve a ser más verde. Los arroyos fluyen por la estepa y de vez en cuando se ven pequeños pueblos. El camino discurre entre estrechas paredes rocosas, apenas lo bastante anchas para el coche. Al final del camino llegas a un gran prado donde pastan alpacas y burros. En una piedra se lee "La naturaleza es nuestra amiga. Cuidela!" Traducido, significa: "La naturaleza es nuestra amiga. Protégela!"
Detrás de una de las paredes rocosas se encuentra la "Laguna Negra". Es el hogar de varias especies de aves, y si tienes suerte puedes ver un ratón escabulléndose entre la maleza. Hay algo verdaderamente mágico en este lugar y aporta paz y tranquilidad. Las formaciones rocosas se extienden en diversas formas alrededor de todo el lago, como un muro protector.
La última parada del viaje de ida y vuelta te lleva a unas inconfundibles rocas que se elevan a metros de altura del suelo en medio del paisaje, como si las hubieran colocado allí. El viento ha contribuido a dar a las rocas una forma tan especial mediante la erosión.
Después de tres días, el viaje termina de nuevo en Uyuni. Es una aventura por la vegetación más diversa que recordarás para siempre. Extensiones interminables con idílicos paisajes montañosos, un desierto de sal y arena, formaciones rocosas y de piedra especiales, numerosas lagunas llenas de flamencos y géiseres te permiten contemplar la belleza de la naturaleza. Pero también noches frías que ofrecen un cielo estrellado indescriptible y fuertes vientos que desencadenan un pequeño tornado hacen de este viaje una verdadera experiencia.
Estas experiencias hacen que un viaje por el Salar de Uyuni sea único e inolvidable y dan motivos para contar una historia.
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